2011/02/04

El calefactor doméstico serie 1000


Les presento el nuevo modelo de calefactor doméstico serie 1000 que habrán de proponer a nuestros clientes. Es una mejora de nuestro modelo anterior, el malogrado Fogata Boom, cuya diferencia más significativa es la incorporación de estos tres botones de colores que al pulsarse se iluminan. No sirven absolutamente para nada, pero ya saben ustedes: tres botones venden más que dos. Cuatro es lo idóneo, y así, con este termostato regulable, que es tan solo una rueda y que tampoco sirve para nada, el usuario se siente manipulando un electrodoméstico de ingeniería avanzada. Esta maravilla del diseño se venderá como rosquillas.

—El truco de los botones que no sirven para nada.

—En la práctica no, pero se han diseñado unos símbolos, una casa ardiendo, un torpedo, y una rana, que según los expertos sugestionan positivamente al usuario.

—Se reirán de nosotros. Perdone, no se ofenda, pero lo de la rana es chistoso.

—¿La rana? Pero si es muy buena idea, e induce a la sensación de un incipiente calor primaveral. Obviamente el calefactor opera de la misma manera, pero el cliente no lo sabe. Además si hay incidencia el usuario pensará que fue por inadvertencia suya, de tener pulsado el botón de la casa en llamas o el del torpedo.

—Eso es muy sensato.

—Ante la mínima objeción enseñen estos documentos falsos y estas anotaciones de pedidos ficticios, con los que convencerán de la buena marcha del producto incluso al comerciante más remiso. Está todo perfectamente estudiado.

—La pera limonera. Supongo habrán solventado los problemas de sobrecalentamiento.

—Pues..., no. Indefectiblemente, al igual que en el modelo anterior, al enchufarse el calefactor se incendia y explota en menos de cinco minutos.

—¡Qué desastre!

—Vender nunca es tarea fácil. Si algún comerciante estuviera advertido y se mostrara reacio a aceptar el producto, se le comentará la opción de no decir nada sobre este pequeño defecto bajo compensación de un suculento plus según las ventas, que como siempre no se hará efectivo. Ya han sido cambiados los datos de la empresa por lo que no hay que preocuparse de que se recele debido a anteriores encargos. Cambiaran sus hojas de ruta para no ser reconocidos. Creo que esto es todo. ¿Alguna pregunta?

—¿Qué es esta pera de goma que tiene encima?

—Buena observación, se trata de otra argucia de nuestros ingenieros de producción. Como ustedes sabrán, se consideraba el no funcionamiento del ventilador el defecto del Fogata Boom, por lo que se ahorró este coste en la fabricación del serie 1000. Para evitar quejas ha sido ideada la colocación de esta pera ergonómica para que el cliente mismo pueda crear las tan agradables corrientes de aire en la medida de su gusto.

—Fantástico invento.

—Lo es, créame, con solo darle a la pera ya se entra en calor. En la actualidad se está proyectando el calefactor serie Gym con peras a ambos lados. El ejercicio consiste en darle a la pera suficiente para evitar que el calefactor se prenda fuego y explote. Un pitido irá avisando del peligro. El ejercicio está asegurado. Pero bueno, no vendamos la piel del oso antes de haberlo cazado. ¡A la calle todo el mundo! Se han abaratado tanto los costes del serie 1000 que cada uno de ustedes se llevará tres de las antiguas pesetas por producto vendido.

—Mañana es fiesta.

Fin

4 comentarios:

  1. Ja, ja, ja, Tienes un sentido del humor, único Rafael. No pude evitar la tentación de pasar por aquí después de leer tu cuento en Prosófagos, el de los "Caballeros de la mesa camilla".

    Te felicito, realmente eres fantástico.
    Besos,
    Blanca

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Blanca.
    Nos vemos en Prosófagos.

    ResponderEliminar
  3. Al leerlo no he podido evitar pensar en el reportaje de TV2: "Obsolescencia programada". Lamentablemente, ésa que describes es la realidad que hay que intentar cambiar.

    Se puede encontrar el vídeo fácilmente en Youtube buscando el título y en la página web de TV2.

    ResponderEliminar
  4. Buena aportación Anónimo, es interesante.

    Personalmente, aunque me indignen sumamente estas cosas, en mis relatos nunca hago crítica social.

    Gracias por pasar.

    ResponderEliminar